En el contexto de las licencias de software y el código abierto, "Código Cerrado" se refiere a un tipo de modelo de desarrollo y distribución de software en el que el código fuente del software no se hace accesible para su visualización, modificación o redistribución pública. Este enfoque contrasta con el modelo de código abierto, donde los desarrolladores de software ponen su código fuente a disposición de cualquiera para verlo, utilizarlo y modificarlo según sea necesario. El software de código cerrado, a menudo denominado software propietario, está protegido por leyes de derechos de autor y disposiciones de secreto comercial que establecen restricciones sobre el uso, la copia, la distribución y la ingeniería inversa del software. Este modelo refleja un enfoque más tradicional de la creación de software, donde las empresas o los desarrolladores individuales producen aplicaciones patentadas y conservan la propiedad exclusiva de sus propiedades intelectuales.
En el software de código cerrado, los usuarios finales normalmente reciben los archivos binarios ejecutables compilados en lugar del código fuente original legible por humanos, lo que impide que los usuarios accedan, modifiquen o comprendan el funcionamiento interno del software. Esta limitación se establece intencionalmente para proteger los intereses del desarrollador o de la empresa que posee los derechos del software. Al mantener la confidencialidad del código fuente, los desarrolladores de código cerrado mantienen el control sobre el desarrollo de su producto, restringen el acceso a sus funciones y tecnología y generan ingresos cobrando a los clientes por licencias, mantenimiento y soporte.
Aunque el software de código cerrado puede ser menos flexible y adaptable en comparación con el software de código abierto, ofrece varios beneficios que contribuyen a su uso generalizado en el mercado. Por ejemplo, los desarrolladores de código cerrado pueden garantizar la calidad, estabilidad y seguridad de sus productos manteniendo el control total del ciclo de desarrollo y las actualizaciones. También pueden brindar soporte técnico directo a sus clientes, proteger sus tecnologías innovadoras de la competencia y asegurar un flujo de ingresos a través de tarifas de licencia de software y otras estrategias de monetización.
La plataforma no-code de AppMaster ofrece una forma sencilla para que los clientes creen aplicaciones backend, web y móviles al proporcionar código fuente generado para las aplicaciones en su suscripción Enterprise. Esto permite a los clientes desarrollar y modificar aún más sus aplicaciones según sea necesario. Aunque el código fuente de las aplicaciones generadas puede estar disponible para los clientes, AppMaster conserva los derechos y la propiedad de la plataforma y la tecnología subyacentes. La plataforma emplea una combinación de Go (golang) para aplicaciones backend, marco Vue3 y JS/TS para aplicaciones web, Kotlin y Jetpack Compose para Android y SwiftUI para iOS para generar las aplicaciones.
A pesar de la creciente popularidad de los proyectos de código abierto, el modelo de código cerrado sigue prevaleciendo en contextos específicos donde los desarrolladores priorizan mantener el control y asegurar sus ingresos. Ejemplos de software de código cerrado exitoso incluyen sistemas operativos como Microsoft Windows y macOS, así como aplicaciones de escritorio como Microsoft Office y Adobe Creative Suite. Estos productos se caracterizan por su naturaleza patentada y sus desarrolladores suelen utilizar una variedad de modelos de licencia para comercializarlos y distribuirlos a los clientes.
Es esencial señalar que el software de código cerrado ha sido objeto de numerosos debates en la industria del software, particularmente en relación con su contraparte de código abierto. Algunos argumentan que el modelo de código cerrado obstaculiza la innovación, ya que no fomenta el desarrollo colaborativo y prohíbe a otros desarrolladores desarrollar tecnologías existentes. Otros afirman que el software de código cerrado puede ofrecer mejor estabilidad, calidad y seguridad, ya que los desarrolladores mantienen el control total de la evolución del software y abordan las vulnerabilidades internamente antes de lanzar actualizaciones a sus clientes.
En conclusión, el software de código cerrado es un enfoque distintivo para el desarrollo y distribución de software, en el que el código fuente sigue siendo exclusivo, propietario y confidencial. Este modelo permite a los desarrolladores mantener el control de su producto, proteger sus derechos de propiedad intelectual y generar ingresos mediante tarifas de licencia y otros métodos. Si bien puede que no fomente el mismo grado de colaboración o libertad que el enfoque de código abierto, el software de código cerrado continúa desempeñando un papel importante en la industria del software, proporcionando una alternativa confiable y probada en el mercado para que los desarrolladores y las empresas creen, distribuyan y monetizar sus aplicaciones de software.